Los primeros collares egipcios fabricados con meteoritos

Las pirámides de Egipto han dado pie durante décadas a variopintas leyendas sobre su supuesto origen extraterrestre, teorías que nunca han sido respaldadas por la ciencia. Lo que sí acaba de confirmar un equipo internacional de investigadores es el origen extraterrestre del hierro utilizado para fabricar collares de cuentas hace 5.000 años. Según explican esta semana en la revista 'Journal of Archaeological Science', utilizaron meteoritos.

Se trata de nueve cilindros elaborados a partir del hierro procedente de rocas espaciales. Los abalorios fueron encontrados en 1911 en dos enterramientos cerca de Al-Gerzeh, al norte de Egipto, y que se conservan en Londres, en el Museo Petrie de Arqueología Egipcia del University College London (UCL): "Son las piezas de joyería de hierro meteorítico más antiguas que se conocen en todo el mundo", explica a EL MUNDO Thilo Rehren, autor principal de este estudio y director del centro UCL de Catar.
El hierro obtenido de estas rocas espaciales fue trabajado con una técnica muy novedosa y compleja para la época (el año 3.200 a.C) que consistía en martillearlas hasta convertirlas en una capa muy delgada, de menos de un milímetro de espesor, a la que se le daba forma de tubos. Estos pequeños cilindros de hierro eran dispuestos en collares de cuentas, alternándolos con oro y otros minerales exóticos o piedras semipreciosas, como cornalina, ágata o lapislázuli.
 
Pese a que fueron desenterradas hace un siglo y ya entonces los arqueólogos pensaron que se trataba de meteoritos, no ha sido hasta ahora cuando se han podido realizar los análisis necesarios para determinar con precisión su composición sin dañar las piezas: "Hemos usado haces de neutrones desarrollados para probar equipos industriales para inspeccionar los abalorios sin dañarlos. El análisis químico también se hizo con técnicas no invasivas", explica.
Los nuevos procedimientos, destaca el científico, contrastan con los primeros análisis a los que fueron sometidas estas piezas en la década de los años 20 del siglo pasado: "Uno de los abalorios fue disuelto completamente en ácido para analizarlo. Descubrieron que contenía níquel. Sin embargo, el níquel por sí solo no es suficiente para probar que se trata de un meteorito. Hay otros elementos y características que son necesarios, como los que mostramos en esta investigación", recuerda el investigador.
En efecto, su análisis con rayos gamma y haces de neutrones ha revelado una alta concentración de níquel, cobalto, fósforo y germanio. Se trata de la primera vez que los análisis a este tipo de piezas han detectado germanio, un elemento característico del hierro procedente de meteorito. Su estudio ha descartado asimismo que se trate de magnetita (un mineral de hierro) que al corroerse puede confundirse con el hierro de meteorito debido a que tienen propiedades parecidas.
 
Más info y Fuente: Teresa Guerrero en elmundo.es

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