Dos reyes, un claustro

Los monarcas Alfonso VIII y Sancho IV reclaman desde el lejano siglo XIII la propiedad del castillo labrado en Palamós.

Sepulcro de Alfonso VIII de Castilla y Leonor Plantagenet

En lugar de aclarar el origen del claustro de Palamós -hoy se estudia la Catedral Vieja de Salamanca como posible procedencia- uno de los elementos más singulares del conjunto juega al despiste. El castillo labrado en la parte superior de una de las galerías ha puesto en jaque a los investigadores durante un año largo. Los primeros análisis asociaban el relieve a los sellos de Alfonso VIII, monarca de Castilla antes de la fusión con el Reino de León. El investigador Gerardo Boto relaciona ahora el polémico diseño con Sancho IV, rey ya de Castilla y León en la segunda mitad del siglo XIII.
 

La primera polémica ha pasado a segundo término. El buen estado de la labra y la «correcta morfología» de este elemento hacía pensar que el castillo era una falsificación, un añadido. «Es falso, pero no inventado», precisó Boto desde el inicio. El profesor de la Universidad de Gerona sostiene que el elemento se talló de nuevo siguiendo el modelo primigenio, quizá deteriorado e inservible. Es decir, que los canteros contratados por el anticuario zamorano Ignacio Martínez lo reprodujeron fielmente en los talleres del barrio madrileño de Ciudad Lineal, justo enfrente de la finca donde se erigía el enigmático claustro.

Segunda parte: ¿A qué monarca representa el castillo? El matiz no es baladí. Que el símbolo pertenezca a Alfonso VIII implica que la procedencia estaría en Castilla, de donde fue rey, y no en León. La hipótesis invalida el origen salmantino, el más firme en la actualidad. «Sería una aberración situar un símbolo de Castilla en León, es como poner un castillo de Portugal en Zamora», explica Gerardo Boto.

Examinado con calma, el redescubridor del claustro de Palamós precisa que «se asemeja mucho a los sellos de Alfonso VIII, rey de Castilla del siglo XII, pero se parece tanto o más a los castillos que aparecen en los sellos de Sancho IV, monarca de Castilla y León de finales del siglo XIII».

¿Significa esto que el conjunto que recreó el anticuario zamorano pudo construirse en un tardío siglo XIII para la moda románica? No exactamente. El profesor Boto compara el ejemplo de Palamós con el monasterio benedictino de San Andrés del Arroyo, en Palencia. El edificio «recibió en el siglo XIII unas piezas añadidas para canalizar los desagües: hasta doce gárgolas con la figura de leones cargando con castillos». Boto se pregunta «si el castillo de Palamós no es un añadido del siglo XIII, en época de Sancho IV». Según esta teoría, solo se conservaría la reproducción de uno de los cuatro originales adosados a cada uno de los lados del conjunto patrimonial.

El codiciado claustro ya no es solo motivo de disputa entre Castilla y León y Cataluña en pleno siglo XXI. Desde el lejano siglo XIII, en plena Baja Edad Media, Alfonso VIII de Castilla y Sancho IV del reino unificado de Castilla y León reclaman para sí las galerías que el anticuario zamorano Ignacio Martínez recreó en Madrid en los años treinta con destino a una frustrada operación comercial que acabó con el claustro en Palamós. Un castillo «más parecido»

El investigador Gerardo Boto relaciona el castillo de Palamós con los sellos reales de Sancho IV, monarca de Castilla y León de finales del siglo XIII. Alfonso VIII de Castilla, la primera hipótesis. En el sepulcro de Alfonso VIII, que hoy se puede visitar en el monasterio de las Huelgas Reales de Burgos, puede verse el emblema del rey, un castillo de tres torres.
 

 

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