
La posteridad ha hecho de Pierre-Auguste Renoir uno de los pintores más significativos del impresionismo. Sin embargo, el artista volvió la espalda a esa corriente en 1880, con apenas 40 años, para dedicarse a buscar un estilo propio que generó reacciones contradictorias. Mientras unos quedaron fascinados por los coloridos desnudos de mujeres entradas en carnes, otros se escandalizaron ante los exuberantes cuerpos que recordaban a las ninfas de la Antigüedad.
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