Los otros tesoros enterrados

En Álava no solo se inhuma a los muertos. Con el mismo respeto se ha dado tierra a las imágenes que acompañaron un día el culto de los pueblos.


¿Qué ocurre con las viejas imágenes de los santos, las vírgenes o los crucifijos cuando dejan de usarse para el culto? Los anticuarios tienen su respuesta, pero antes de que ellos se dieran cuenta de que en esas tallas había un negocio, se hacía otra cosa: lo mismo que a cualquier cristiano bautizado cuando dejaba de respirar. O se le enterraba o se le incineraba. Las representaciones del culto no se libran de las modas. Las vírgenes románicas fueron sustituidas por las góticas y estas por las barrocas. Un día se levantaban en un pueblo y decían que aquella santa de toda la vida se había quedado anticuada o fea. Y se buscaba otra nueva más acorde con la moda de cada momento. Pero a la vieja se le daban los honores de cualquier cristiano.
Las historiadoras del Museo de Arte Sacro Aintzane Erkizia e Itziar Aginagalde han contabilizado hasta 14 parroquias donde en distintas circunstancias han aparecido tallas e imágenes emparedadas o enterradas, algunas de gran valor.
 
“El patrimonio mueble de las iglesias es, por definición, un arte al servicio de la liturgia y la religión”, señalan las conservadoras en su informe. “Al ser objetos de uso cotidiano en una parroquia y creados con una finalidad práctica y utilitaria, han sido víctima de renovaciones y destrucciones, conforme se han ido cambiando la liturgia, el sentir religioso y los tiempos. Fruto de estos cambios y estas renovaciones de mobiliario son las iglesias actuales, templos en los que conviven elementos de diversas épocas: un edificio románico puede albergar un ventanal gótico, unas esculturas renacentistas, un retablo barroco, un sagrario neoclásico, retablos laterales neogóticos, láminas de los años 40, bancos de los años 90, etétera. Las parroquias son, por tanto, unos espacios donde la historia se acumula”.
 
Las historiadoras señalan que la desaparición de obras de arte a lo largo de la historia es también una constante y tiene una infinidad de causas: guerras, incendios, robos, ataques, deterioro natural, cambios de moda. E insisten en que una de esas causas es bien conocida documentalmente: se trata de imágenes y obras que la autoridad eclesiástica mandaba retirar por considerarlas ‘indecentes’ para el culto. Ocurrió durante toda la historia de la Iglesia, pero principalmente conocemos los casos de imágenes retiradas durante los siglos XVIII y principios del XIX, cuando se generalizó el neoclásico y el gusto por lo sencillo, y aún no había aparecido el romanticismo del XIX que revalorizó todo el arte medieval.
 
Tres obispos de la diócesis de Calahorra, en la que figuraba Álava, tuvieron especial protagonismo en este proceso de retirada de imágenes medievales en Álava. Andrés de Porras, Mateo Aguiriano y Atanasio Puyal. Abarcan un período desde 1753 a 1827. En este tiempo se mandaron enterrar un buen número de imágenes, tal y como se expresa en los mandatos que realizaban estos obispos a las parroquias de su jurisdicción.
 
El mandato consistía en valorara las imágenes y mandarlas enterrar. Las esculturas, una vez realizadas y policromadas, habían sido bendecidas para que los fieles las veneraran. Cuando ya dejan de tener esa utilidad y se decide retirarlas del culto, el hecho de estar bendecidas determina su desaparición.: tienen que ser enterradas. Sin embargo, no siempre se acata el mandato episcopal. Son numerosos los casos de imágenes emparedadas o escondidas detrás de los retablos.
 
En Archúa se encontraron unas imágenes enterradas. Pero tras inspeccionarlas se decidió volver a taparlas. No había manera de recuperarlas. En Aguiñiga sí se restauró una Andra Mari hallada enterrada y se recuperó para el culto. En el santuario de Nuestra Señora de Ocón, en Bernedo, se recuperaron un Santiago Apóstol, una María Magdalena y una Santa Ana y la Virgen , todas tallas de entre el siglo XIV y siglo XV. En Zuazo de Kuartango, Santa Cruz de Campezo, Oyón, Legarda, Kripán. Vírgala Mayor, Arrieta, Ocáriz, Maestu, Bóveda y Gáceta se han descubierto interesantes imágenes. Con los ojos de los nuevos tiempos todas son hermosas. No hay tallas feas.
 

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