El tesoro destinado al palacio del sultán otomano emerge del Adriático

Un equipo internacional de arqueólogos excava en Croacia un buque hundido en 1583 con un cargamento de artículos de lujo para Murad III


 

Érase una vez un barco cargado de adornos suntuarios y lujosos espejos y cristales, además de pigmentos, para el palacio del sultán otomano Murad III: el «Gagliana grossa» era una nave grande, de remos, fletada por una rica familia de Dubrovnik y que partió de la costa Dálmata en 1583 con el fin de satisfacer la demanda de uno de los mejores clientes del orbe. Pero una tormenta desatada nada más partir lo hundió, con su rico cargamento, junto a Gnalic, un pequeño islote apenas a 3 millas de la ciudad croata de Biograd.

Los restos de ese naufragio son hoy una ventana a la historia de los años posteriores a Lepanto, la batalla de 1571 que puso freno al dominio turco en el mediterráneo. Y un equipo internacional de arqueólogos lo está excavando después de una meticulosa investigación. Los restos del barco, a poco más de 25 metros de profundidad, siguen aportando las claves para entender el complejo entramado que la guerra y el comercio entre los imperios impusieron a aquella sociedad.

Una dama veneciana raptada
Y la vida: la madre del sultán Murad III era una dama veneciana de alcurnia, Cecilia Venier-Baffo, que había sido raptada en Paros y enviada al serrallo de Selim II, sultán que imperaba en tiempos de Lepanto. Además, alrededor de este barco se han descubierto -casi como páginas arrancadas de una obra como «El mercader de Venecia»-, documentos en los archivos ducales con registros de las pérdidas navales y demás avatares mercantiles de los Gaglianos. Los investigadores del proyecto Gnalic han hallado diversas reclamaciones comerciales y de seguro sobre sus naves hundidas ante el Dux.

 
El portugués Filipe Castro, uno de los directores del proyecto Gnalic, y el español José Luis Casabán bucean estos días en el yacimiento, en pleno Adriático. Es una excavación modélica para la arqueología europea, que ha sido puesta en pie con la colaboración de instituciones y universidades de 4 países: Croacia, Italia, Francia y EE.UU., con todo el rigor científico y la innovación tecnológica propias de un proyecto al que concurren tan distintas disciplinas.
«El yacimiento es muy extenso y todavía no tenemos una idea precisa de la extension total del pecio -nos comentan Castro y Casabán-. Los historiadores Mauron Bondioli y Mariangela Nicolardi han encontrado documentos que indican que el buque fue construido en Venecia en 1569, tomado por los turcos en 1571 y vendido a Eduardo da Gagliano en 1581. Eduardo vivía en Pera (Estambul) pero pertenecía a una familia supuestamente de Ragusa y tenía familia en Venecia».
 
El candelabro de Felipe II
La investigación es apasionante: «En su último viaje, la ‘Gagliana grossa’ se dirigía a Estambul con un cargamento de vidrios, tintes y otros elementos suntuarios para el palacio del sultán. Lo que hemos aprendido este año es que el buque era de grandes dimensiones pero todavía no tenemos elementos que nos permitan iniciar la reconstrucción del mismo. Este año hemos encontrado varios toneles de madera que contienen diferentes pigmentos para el palacio de Murat III.»
También han encontrado un elemento decorativo muy de moda en la década posterior a Lepanto, que iba a engrosar las pertenencias del sultán: se trata de «un candelabro de bronce igual que el que esta en el despacho de Felipe II en el Escorial», nos cuentan en un descanso de sus actividades. Trabajan con un equipo compuesto por estudiantes y arqueólogos croatas, americanos, españoles, japoneses, alemanes, portugueses, holandeses, franceses, polacos e italianos. «Además de la excavación y reuniones de trabajo estamos realizando cursos de introducción a la arqueología marítima, construcción naval y fotogrametría».
Su trabajo puede seguirse desde Facebook, donde van subiendo imágenes y avanzan algún resultado de sus trabajos. El pecio fue descubierto por buceadores deportivos en 1960. Las primeras intervenciones arqueológicas fueron a principios de 1970. La asombrosa conservación de la nave y su preciosa carga lo han convertido en uno de los más interesantes naufragios modernos conocidos. Ellos arrojan luz sobre esta ventana al siglo XVI.
 


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